
Miyuki es ama de casa y madre de un hijo (Kazuki) y lleva una vida que, según ella misma, es «bendecida». Sin embargo, sólo hay una cosa que le molesta: la extrema adicción de Kazuki a la masturbación.
Un día, Kazuki le revela a su madre que tiene muchos deseos por ella y le pide que lo ayude a satisfacerse sexualmente. Miyuki rápidamente rechaza la solicitud, pero luego regresa y hace una propuesta, en la que cedería si Kazuki obtiene las mejores calificaciones de su clase en los próximos exámenes.
Conociendo las limitaciones de su hijo, Miyuki imagina no correr el más mínimo riesgo de tener que cumplir el acuerdo, pero se llevará una gran sorpresa.